Autora: Juana Valentina Mora Saa.
Correo: juanamora28@javerianacali.edu.co
Cuento
Desperté agitada, sin aliento y temblando. Mi mente aún estaba sumergida en el paisaje desconocido que había visto en mi sueño. Era un lugar sombrío y desolado, sin vida ni esperanza. La tierra estaba cubierta de cenizas y la niebla se extendía por todas partes. El cielo era de un tono gris oscuro, sin estrellas. Era un mundo silencioso y apocalíptico. De repente, me vi vestida con una imponente armadura dorada, resplandeciente bajo la luz mortecina. Cada placa de la armadura estaba meticulosamente grabada con símbolos rúnicos antiguos, que parecían palpitar con energía propia. Las piedras preciosas engastadas en la armadura brillaban con intensidad y color. Los zafiros reflejaban un azul profundo y enigmático, las esmeraldas desprendían un verde exuberante y vital, y los rubíes irradiaban un rojo apasionado y vibrante. Cada gema aportaba un brillo único y cautivador a la armadura, dotándola de una belleza deslumbrante. La lanza que sostenía en mi mano era larga y afilada, con una hoja reluciente de acero, adornada con grabados épicos. En ese preciso momento, una extraña sensación se apoderó de mi corazón y una luz brillante empezó a emanar de mi pecho, desvaneciéndose rápidamente. Sabía que algo en mí había cambiado.
Por cierto, si te preguntas quien soy me llamo Assa, una joven de 15 años y se supone que soy una persona común. Tyson, mi mejor amigo, me dice que soy guapa, aunque eso no es cierto. Dice que mi cabello castaño cae como rizos de chocolate y que mis profundos ojos grises son como las cenizas. Aunque lo cierto es que Tyson es el atractivo, con su cabello rojizo y ondulado y sus ojos color miel, que parecen ámbar, son verdaderamente fascinantes, brillantes y cálidos, como si contuvieran antiguos secretos en su iris dorado. Rápidamente,agarré mi bolso, sabiendo que Tyson estaría esperándome con cara de reproche.
Caminábamos por el parque Albert, un pulmón verde en el corazón de Melbourne, conocido por sus paisajes y el lago Albert que lo atraviesa. Tyson y yo pasábamos como de costumbre por sus senderos empedrados, camino al instituto. Yo estaba absorta en mis pensamientos, cuando Tyson me preguntó por qué actuaba de manera extraña. Aunque no quería contarle mi sueño por miedo a que me tomara por loca, pero sentía que debía contárselo a alguien, y ¿qué mejor persona que Tyson? Le conté aquel extraño sueño y él me dijo algo que me dejó en duda: «¡Diablos, Assa! Creo que ha llegado el momento de contártelo. Tus poderes han despertado».
«¿De qué hablas, Ty?» Le pregunté. De repente, una misteriosa mujer con una túnica blanca, cabello rubio y ojos de un azul profundo se acercó a nosotros y empezó a recitar unas palabras en un idioma que extrañamente reconocía, aunque no sabía por qué. La mujer dijo:
El Ragnarok se avecina. Una nueva valquiria se alzará entre los mundos, cuando la luz del sol se oscurezca y los vientos de invierno soplen fuerte.
Mis ojos se abrieron de par en par, asombrada por las palabras de la misteriosa mujer. ¿Valquiria? ¿Poderes? ¿Una batalla final? Nada de eso tenía sentido para mí. ¿Cómo se supone que una joven como yo, que a simple vista se ve delicada, fuera una valquiria comparada con Brunilda, que fue una de las más fuertes? Tyson me miró con expresión seria. Noté que sus ojos color miel parecían tener un brillo diferente, como si hubiera algo detrás de ellos. Tyson habló con solemnidad: “Assa, hay muchas cosas que no sabes sobre ti misma. Y sobre mí también. Soy Huginn, uno de los cuervos de Odín, esta es mi forma humana y he estado protegiéndote desde hace mucho tiempo”.
Mientras intentaba asimilar toda la información que la mujer me había revelado, no pude evitar preguntarle si era una deidad. Con serenidad, ella me respondió que su nombre era Skuld y que formaba parte de las tres nornas, además de ser profeta del futuro. Skuld me miró fijamente y me dijo: «Assa, en primer lugar, debes salir de Midgard, el mundo de los humanos. Luego, debes dirigirte a Asgard, el mundo de los dioses, donde podrás entrenarte como valquiria y fortalecer tus poderes. Y finalmente, como lo dicta la profecía, tendrás que enfrentarte a los seres más oscuros que anhelan el fin». En ese momento, dirigí mi mirada hacia Tyson, comprendiendo que él no era solo mi amigo, sino también mi protector y guía en esta nueva y emocionante aventura.
Con una mezcla de emociones abrumadoras en mi pecho, me di cuenta de que mi vida había cambiado por completo debido a un solo sueño. Skuld sonrió enigmáticamente, como si supiera exactamente lo que estaba pensando. «El camino que te espera no será fácil, pero estoy segura de que estarás a la altura» dijo con seguridad. «Los dioses te han elegido por una razón, Assa, y tengo confianza en que cumplirás tu destino».
Nos despedimos de Skuld y comenzamos nuestro camino hacia Asgard. Mientras caminábamos, Tyson me explicaba más sobre el mundo de los dioses y sus distintos reinos. Me habló de Yggdrasil, el árbol del universo que conecta todos los mundos, y de los nueve reinos que lo rodean. Finalmente,llegamos a la entrada de Bifrost, el puente que conecta Midgard con Asgard. Nos encontramos con Heimdall, el guardián del puente, quien nos preguntó nuestro propósito para cruzar. Heimdall nos permitió el paso y cruzamos el puente hacia Asgard.
Cuando llegamos, nos recibió Bragi, el Dios de la poesía y la música. Bragi nos llevó a través de Asgard, mostrándonos los diferentes palacios y presentándonos a otros dioses. Me sentí abrumada por la belleza y la majestuosidad del lugar.
Finalmente, llegamos al palacio de Valhalla, donde se entrenaban las valquirias. Allí conocí a las otras y empecé mi entrenamiento. Durante los siguientes meses, aprendí a controlar mis poderes y a luchar con espadas y lanzas. Me sentía más fuerte y segura cada día que pasaba. Pero sabía que mi verdadero desafío estaba por venir. La profecía decía que me enfrentaría a los seres más oscuros que anhelan el fin y que era liderada por el imponente Loki y sus secuaces.
Conforme pasaba el tiempo, me transformé en una valquiria poderosa y segura de sí misma, lista para afrontar cualquier reto que se presentara. Con mi fuerza y determinación, estaba preparada para enfrentar todos los obstáculos que se interpusieran en mi camino. Así que, queridísimo lector, prepárate, porque pronto conocerás mi historia y serás testigo de esta épica batalla.